A principios del siglo XVII la Monarquía Hispánica buscó con enormedeterminación promocionar el reconocimiento doctrinal y la devoción auna advocación mariana: la Inmaculada Concepción. La Iglesia católicaquedó perpleja, pues no había definido aún una opinión dogmática alrespecto y no lo haría hasta 1854, con lo que la defensa de laPurísima se convirtió pronto en un signo de identidad propio y común a los mundos ibéricos tanto en América como en Europa o Asia. En losdos siglos que siguieron, desde los reyes, pasando por las Cortes, los reinos, las universidades, las ciudades y hasta los campesinoscastellanos, los burgueses flamencos y las comunidades indígenas, unos y otros, adoptaron a la Concepción.
Este libro analiza losantecedentes culturales, las implicaciones teológicas, las dinámicaspolíticas, los contextos sociales, los significados devocionales y las creaciones artísticas que acompañaron a la pulsión inmaculista, y, al mismo tiempo, reflexiona sobre las razones que, mucho más allá de lasimple decisión institucional, la convirtieron en uno de los pilaresfundamentales a través de los que las